Las estadísticas, además de aburridas, son tendenciosas y falsas. Lo sabemos todos, pero siguen usándose como indicador de todo. Con los libros pasa lo mismo: hábitos de lectura, los más vedidos, géneros preferidos… los resultados se guían por tecnología obsoleta y fallida. En eso, como en otras cosas, internet revoluciona el campo y pone en su sitio a cada quién y a cada cómo:
Medir libros y derrumbar ídolos, de Adolfo Ramínez Corona.