Me han argumentado muchas veces que en su San Martín el cerdo grita de miedo no de dolor; aunque la excusa creo que, lejos de atenuarla, agrava la matanza, además parece que no es cierta. Digo lo mismo de los toros, cuya tortura y sacrificio para divertimento público se justifica con una especie de vocación para el momento de los toros de lidia. Pues no, los animales sufren, piensan y sienten dolor, mucho dolor: “partícula de evidencia apoya la afirmación de que los mamíferos vertebrados superiores experimentan sensaciones de dolor al menos tan agudas como las nuestras. Decir que sienten menos porque son animales inferiores es absurdo; puede ser fácilmente demostrado que muchos de sus sentidos son mucho más agudos que los nuestros”.
¿Los animales sienten dolor?, de Peter Singer.