Para Llàtzer Moix, existe una relación íntima entre cultura y democracia. O entre el nivel cultural y la salud de esa democracia. Quizás, en España, deberíamos estar bastante preocupados. El enfermo.
Roger Colom | 12/05/2002 | Artículos | Cultura
Comentarios
M. Langostinho 2002-05-12 23:44
Ya que Llàtzer Moix hace referencia al caso del teatro en Cataluña, no puedo dejar de sorprenderme con la repentina alarma de algunas instituciones teatrales barcelonesas de primera fila que están viendo reducido enormemente su índice de ocupación. ¿Qué esperaban? No es sólo que corran malos tiempos para la cultura en nuestro país (que indudablemente lo son; vivimos el momento menos creativo de nuestra breve historia en democracia), sino que la suya no parece la mejor estrategia (y de esto en Cataluña saben bastante).
Cataluña ha sabido siempre dar cabida a las propuestas más arriesgadas e interesantes mientras en mi lugar de origen, Galicia, han tenido que desarrollarse sistemáticamente fuera de sus fronteras o en la clandestinidad (por usar una palabra de moda) artística de los bares y las pequeñas salas. Vine a Barcelona de la tierra del pailanismo cultural institucional, pero ahora mismo no eximiría a esta ciudad de semejante calificativo (el pailanismo Barcelonés es de vanguardia, eso sí, que aún hay niveles).
Es cierto que “Escenes d´una execució” es una obra de peso que seguramente no ha logrado la merecida difusión, y también que el Teatro Romea se llenó con “Macbeth” de Calixto Bieito (ahora mismo hai otras dos versiones de Macbeth en escena), aunque haya tenido escandalizados detractores (por favor, con lo efectivo que resulta el recurso de transgredir follando), pero el panorama cultural en los locales ¡de primera fila! de esta ciudad, en los últimos años, no es, en general, estimulante.
Los más listos del negocio, mis admirados catalanes, que supieron lo que valía una sardina gallega en conserva, quizás han descuidado el lúdico lado salvaje, el ocio del espectáculo (ni por asomo aludo un formato como el de la televisión actual, tan humillante), o tal vez están algo torpes.
Quizás no tanto: hace escasas semanas se celebró en Barcelona un festival de teatro intercultural, con obras de artistas sudamericanos en su mayoría, si no recuerdo mal, y la afluencia de público fue enorme, las entradas se agotaron al poco de ponerse a la venta. A lo mejor el Ajuntament, patrocinador del evento, y demás instituciones lo consideran una buena inversión, dados los beneficios económicos obtenidos y el interés por reconvertir a la ciudad en referente cultural, abren sus horizontes hacia ese camino. Es posible que si alguno de ellos puede triunfar de verdad, Cataluña lo adopte como hijo, es necesario invertir el capital en casa propia, y le de la mayor publicidad. Esta también es una de las diferencias con Galicia, el hecho de saber detectar este tipo de cosas. Allí no se crea infraestructura. Sólo se valora lo que está institucionalizado primero fuera de Galicia. Si el genial Brossa hubiese sido gallego, no habría visto publicado uno sólo de sus versos en esos libros tan caros que hace la Xunta. En Cataluña han sabido sacar partido a este filón, aunque algo tarde para el bueno de Brossa.
Roger 2002-05-13 15:56
En los últimos años, y en Galicia, se han hecho montajes teatrales de lo más interesantes, pero que murieron porque los programadores no se atrevían a llevarlos a sus respectivas aldeas globales. El hambre y la hipoteca son así. Pongo por ejemplo Finis Mundi Circus, de Mofa & Befa, una de las piezas más salvajes que he visto. Lo cual me lleva a opinar que el teatro sólo puede ser verdaderamente escandaloso en la clandestinidad, eso es, lejos de la subvención.
Por otro lado, lo del teatro sudamericano, ¿en qué idioma era? Visto para lo que sirve Madrid en el ámbito cultural, y dados la crisis de Argentina y los problemas de México DF, quizá Barcelona deba volver a plantearse la necesidad de su capitalidad en el mundo de habla española. Muchos la echamos de menos.
M. Langostinho 2002-05-13 17:08
Finis Mundi Circus es un espectáculo buenísimo.
El teatro sudamericano del que hablaba era en español.
Me parece muy acertado lo que dices, la necesidad de la capitalidad de Barcelona en el mundo de habla española.
2002-05-12 23:44 Ya que Llàtzer Moix hace referencia al caso del teatro en Cataluña, no puedo dejar de sorprenderme con la repentina alarma de algunas instituciones teatrales barcelonesas de primera fila que están viendo reducido enormemente su índice de ocupación. ¿Qué esperaban? No es sólo que corran malos tiempos para la cultura en nuestro país (que indudablemente lo son; vivimos el momento menos creativo de nuestra breve historia en democracia), sino que la suya no parece la mejor estrategia (y de esto en Cataluña saben bastante). Cataluña ha sabido siempre dar cabida a las propuestas más arriesgadas e interesantes mientras en mi lugar de origen, Galicia, han tenido que desarrollarse sistemáticamente fuera de sus fronteras o en la clandestinidad (por usar una palabra de moda) artística de los bares y las pequeñas salas. Vine a Barcelona de la tierra del pailanismo cultural institucional, pero ahora mismo no eximiría a esta ciudad de semejante calificativo (el pailanismo Barcelonés es de vanguardia, eso sí, que aún hay niveles). Es cierto que “Escenes d´una execució” es una obra de peso que seguramente no ha logrado la merecida difusión, y también que el Teatro Romea se llenó con “Macbeth” de Calixto Bieito (ahora mismo hai otras dos versiones de Macbeth en escena), aunque haya tenido escandalizados detractores (por favor, con lo efectivo que resulta el recurso de transgredir follando), pero el panorama cultural en los locales ¡de primera fila! de esta ciudad, en los últimos años, no es, en general, estimulante. Los más listos del negocio, mis admirados catalanes, que supieron lo que valía una sardina gallega en conserva, quizás han descuidado el lúdico lado salvaje, el ocio del espectáculo (ni por asomo aludo un formato como el de la televisión actual, tan humillante), o tal vez están algo torpes. Quizás no tanto: hace escasas semanas se celebró en Barcelona un festival de teatro intercultural, con obras de artistas sudamericanos en su mayoría, si no recuerdo mal, y la afluencia de público fue enorme, las entradas se agotaron al poco de ponerse a la venta. A lo mejor el Ajuntament, patrocinador del evento, y demás instituciones lo consideran una buena inversión, dados los beneficios económicos obtenidos y el interés por reconvertir a la ciudad en referente cultural, abren sus horizontes hacia ese camino. Es posible que si alguno de ellos puede triunfar de verdad, Cataluña lo adopte como hijo, es necesario invertir el capital en casa propia, y le de la mayor publicidad. Esta también es una de las diferencias con Galicia, el hecho de saber detectar este tipo de cosas. Allí no se crea infraestructura. Sólo se valora lo que está institucionalizado primero fuera de Galicia. Si el genial Brossa hubiese sido gallego, no habría visto publicado uno sólo de sus versos en esos libros tan caros que hace la Xunta. En Cataluña han sabido sacar partido a este filón, aunque algo tarde para el bueno de Brossa.
2002-05-13 15:56 En los últimos años, y en Galicia, se han hecho montajes teatrales de lo más interesantes, pero que murieron porque los programadores no se atrevían a llevarlos a sus respectivas aldeas globales. El hambre y la hipoteca son así. Pongo por ejemplo Finis Mundi Circus, de Mofa & Befa, una de las piezas más salvajes que he visto. Lo cual me lleva a opinar que el teatro sólo puede ser verdaderamente escandaloso en la clandestinidad, eso es, lejos de la subvención. Por otro lado, lo del teatro sudamericano, ¿en qué idioma era? Visto para lo que sirve Madrid en el ámbito cultural, y dados la crisis de Argentina y los problemas de México DF, quizá Barcelona deba volver a plantearse la necesidad de su capitalidad en el mundo de habla española. Muchos la echamos de menos.
2002-05-13 17:08 Finis Mundi Circus es un espectáculo buenísimo. El teatro sudamericano del que hablaba era en español. Me parece muy acertado lo que dices, la necesidad de la capitalidad de Barcelona en el mundo de habla española.