No entiendo eso de las lecturas ligeras de verano. Como si leyésemos cosas tan pesadas en invierno. El verano, o sea cuando uno tiene tiempo libre, parece el momento ideal para entregarse a la literatura de calado. Dostoievsky en lugar de Grisham; Woolf en lugar de Christie. De todas maneras, por si a alguien le interesa, he aquí un artículo un tanto enojado sobre la nueva literatura ligera (¿de ropa, de cascos?) proveniente de Latinoamérica:
Comida rápida para el espíritu.