El fin de la industria cultural en ningún caso supondrá, como quieren hacernos creer, el fin de la cultura. De hecho, es posible que la única manera de empezar de nuevo sea destruyendo todo el mercado que hay alrededor del arte. Al menos así pasarían unos cuantos años antes de que todo volviese a su normal estado de putrefacción. En
Manu Chao y los piratas Jaume Sisa pide algo parecido. aunque se escude en la ironía, como siempre que se quiere decir algo radical.