Me gusta leer los periódicos financieros. Suelen defender al mercado por encima de todas las cosas; pero si uno lee con cuidado, y a veces sin él, se da cuenta de que el mercado no funciona correctamente, que necesita una fuerte regulación gubernamental, que los gobiernos, con su política-ficción, no hacen su trabajo y que, en realidad nadie sabe muy bien por qué todo el sistema no se autodestruye y nos vamos todos al carajo. Pongo por ejemplo este interesante artículo de Raimundo Ortega, titulado
Al límite de lo imposible; con cada línea que leo se me viene a la mente la palabra chanchullo, no sé si inevitablemente.