Uno lee artículos como el que anoto aquí y ya se pone de malas. Se trata de una lista de contradicciones y horrores del nuevo diccionario de la Real Academia, en el que ha entrado todo ese vocabulario ridículo de las agencias de publicidad. A mí, que soy libertario, se me ocurren cientos de prohibiciones. Tendré que ir a la librería de un amigo y sentarme un rato largo a pasar las páginas del diccionario. Si me da un patatús y acabo en el hospital, el Libro de Notas los mantendrá informados. En fin, Alex Grijelmo:
Un diccionario más rico y más pobre.
2002-05-01 14:13 Patético sí; pero es que iba a decirte yo, tan digital siempre, que no hacía falta que gorroneases en la librería de ningún amigo porque el diccionario de la RAE lo puedes consultar en la red, cuando caí en algo que me va atener pensativo unos cuantos días, o meses: en internet no se puede ojear. El maravilloso avance que supone consultar una base de datos por medio de búsquedas selectivas tiene la contrapartida de que NO SE PUEDE OJEAR. ¿Cómo va a solucionar esto internet? Y si no lo soluciona, ¿cómo nos va a afectar?