Glosa de la figura de Linda Lovelace, actriz porno primero y azotadora de la industria pornográfica después:
Linda Lovelace: la diosa arrodillada: “Después, mientras en la butaca el espectador permanece paralizado, viene lo sensacional: en un acto digno del mejor tragasables, Linda Lovelace, la primera diva de los confines porno, engulle enteramente el endurecido miembro, mostrándole al mundo las infinitas posibilidades de un cuello bien entrenado”. No dice el articulista que Linda denunció años más tarde que una pistola apuntaba a su cabeza mientras realiaba la azaña.