Javier Sicilia: “Los ideales jacobinos que hicieron posible la revolución francesa, que permitieron el nacimiento de las ideologías históricas y que fundaron los derechos del hombre son hijos de una categoría fundamental del cristianismo y del misterio de la encarnación: la noción de prójimo. Lo que Jesús reveló, en la Palestina del siglo I, es la conciencia del otro: ser de carne y hueso, ser concreto, el prójimo es el otro en el que me veo a mí mismo y a Dios; el otro al que debo amar y servir con todo mi corazón. Ese es el sentido de la parábola del Buen Samaritano; ese es el sentido con el que se fundaron y vivieron las primeras comunidades cristianas; ese es el sentido que, junto con el diálogo inaugurado con Sócrates, dio nacimiento a Occidente.
El problema surgió cuando el prójimo, en la percepción de la Iglesia, dejó de ser el hombre concreto y real que tengo a mi lado para designar a todos. Si mi prójimo son todos, incluso aquellos que no veo, de los que ni siquiera tengo conciencia, entonces el hombre se vuelve abstracto y el bien que le debo se lo debo a todos.
Pero una abstracción sólo puede llevar a la injusticia. Si todos son susceptibles del bien, tengo que poner entre paréntesis la existencia de los seres concretos que miro para delinear un mundo en el que todos puedan ser felices. Las injusticias que emanaron del antiguo régimen eran hijas de esa abstracción en la que en nombre de una noción no menos abstracta, el Estado, sustentado en el derecho divino, los seres concretos eran sacrificados en sus vidas concretas en nombre del Reino futuro prometido para después de la muerte.”
Reflexiones sobre el terrorismo.
2004-09-29 18:08 Digamos que el camino a la injusticia también está en las palabras de JS ya que se digna generalizar (abstraer) la interpretación acerca de una derivación extraña en la interpretación del mensaje de Cristo. Curioso pero injusto. Inutil, por lo menos para mi.