María José Atiénzar contrapone ventajas e incovenientes de las nuevas tecnologías en general y de internet en particular; el peligro está en la mala globalización, en que sirva para agrandar las diferencias más que para reducirlas: “La oportunidad de tener una identidad digital parece ser un privilegio de quienes pertenecen a un país desarrollado. Con ello se agrandan las diferencias entre los pueblos. En algunos sectores marginados, como en algunos barrios de Lima o de Quito, uno se puede conectar y usar Internet a través de cabinas públicas. Este acceso permite a gente con pocos recursos comunicarse con el exterior, les hace sentirse parte de una comunidad global. Es el caso de miles de inmigrantes que chatean con sus familias a miles de kilómetros de distancia.”
La identidad digital.