Criticamos las malas traducciones pero no decimos nada de las empresas que ganan dinero con ellas. Nos quejamos de la importación de palabras inútiles o que ya tienen equivalente en español y no de las empresas de comunicación que prefieren contratar a gente que ha hecho un
máster en una facultad norteamericana. De todas maneras, me parece positivo cuando se critica no el mal uso de la lengua, sino el uso a medias. Amando de Miguel: ”Álvaro Esquivias Quesada (Sevilla) se desespera con esa muletilla que tanto ayuda a los hombres públicos:
de alguna manera. Realmente es un comodín que no significa nada. Se introduce en el discurso o la conversación para alargar las frases. De esa forma se sacan fracciones de segundo para pensar lo que se va a decir. Como tantas otras costumbres léxicas, esta viene del inglés. El inglés, como el latín, es un idioma sincopado, sintético. Mientras se habla, queda poco tiempo para pensar. Los romanos lo arreglaban con frases hechas. Los angloparlantes recurren a muletillas que son como alargaderas de las frases. Una de esas es
de alguna manera. Otra,
por así decirlo. Recuerdo a mi maestro Daniel Bell. Hablaba tan deprisa y tenía tal torrente de ideas que continuamente tenía que recurrir a esas muletillas para poder pensar. Pero el español es un idioma pausado, retórico. No necesitamos esas alargaderas, que por tanto resultan odiosas.”
La lengua del imperio.