Lo de la Iglesia no tiene nombre. Es curioso cómo se han lanzado a una carrera desbocada que cada vez se aleja más de sus orígenes. Poco o nada de la moral que intentan imponer pertenece a las doctrina cristiana, utilizado este término en su perfecta etimología. El miedo al desnudo, a la sexualidad, a la heterogeneidad… el mundo se les escapa de las manos. Arturo Pérez Reverte: “Mas no para todo ahí. Porque, en la misma onda, la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes llamada Santo Oficio —Inquisición para los amigos—, también acaba de proclamarse escandalizada ante lo que se ha visto este pasado verano en esas playas. Y por boca del cardenal Ratzinger invita a las mujeres, entre otras cosas, a mantenerse fieles a su «carácter conyugal», a quedarse en casa «cuidando al otro para el que han sido creadas», a «luchar contra la sexualidad polimorfa» y a «no desear con concupiscencia». Resumiendo: a taparse los ojos, además de las tetas y la barriga. [...] Pero alto ahí. Vade retro. Noli me tangere. Que un tío se haga vegetariano no le da derecho a criticar que me guste la ternera.” Sexualidad polimorfa y otros pecados.