Pienso hace tiempo que los sindicatos, como la ONU, deben desaparecer o modificarse radicalmente; hoy en día, carentes de los estímulos que les hicieron nacer, van emponzoñándose de lo peor de la democracia y de los partidos políticos para convertirse en nido de corrupción, demagogia y engaño.
Andrés Vernónhabla del sinsentido de los sindicatos con su estructura y objetivos actuales, y propone una reforma: “Estos sindicatos ocupacionales ayudarán, mediante su escala, a sus miembros a tener acceso a los servicios que ya no quieren proveer gobiernos y empresas, como guarderías. De cierta forma, los visualizo más como agencias de recursos humanos que como los enemigos del capital. Por ejemplo, asistirían a sus miembros a obtener la capacitación requerida para estar al día, encontrar trabajo si el suyo desaparece o incluso entrenarlo para otra clase de puesto si está en una ocupación sin futuro. A la larga, esto podría ser incluso útil para las mismas empresas.”
Hacia un nuevo sindicalismo