No hay partido político que se pueda quejar por el desinterés que provoca en la ciudadanía. Trabajan con ganas para conseguir esa apatía, porque a muchos partidos (no a todos) les conviene. El último ejemplo de esta ardua labor lo constituye la comisión del 11-M (nótese que no he escrito comisión de
investigación).
Álvaro S. Pombo no muestra desinterés, muestra desánimo (otra actitud que conseguir en la ciudadanía y por la que los partidos también trabajan a destajo): “Al inicio vaticinamos que la Comisión de investigación de los atentados del 11-M serviría para poco. A medida que fue avanzando el tiempo, confirmamos nuestras sospechas. Y ayer, definitivamente, se nos despejaron todas las dudas. La Comisión del 11-M sirve para que cada grupo político que la integra trate de salvar sus muebles. Y, al tiempo, le permite poner en marcha el ventilador que esparce la cochambre sobre sus rivales.”
Todo inútil. (¿Debo añadir que para combatir el desinterés y el desánimo hace falta una ciudadanía sin tregua, debo añadir que me alegro enormemente de que exista la Internet?)
2004-09-16 13:32 Tienes razón, a veces me recuerdan a la jerarquía eclesiástica, que ya no necesita enemigos para venirse abajo. En el fondo debe haber una cierta semejanza estructural entre los partidos políticos y la Iglesia.