Uno de mis temas favoritos, ya lo saben, es el de las vacaciones, el turismo, esos días del año en que nos dejan demostrar lo que en realidad queremos ser. Extrapolando del individuo a la nación entera (operación falsa donde las haya, pero divertida igualmente), yo diría que lo que en realidad queremos ser como país se parece mucho a nuestras costas mediterráneas: lugares, playas, pueblos y ciudades que aspiran a ser Benidorm, nuestra capital espiritual. Ahora se dice que nuestro modelo de país, el turismo playero, está en crisis. Una lucecita parpadea, es el piloto que anuncia que falta imaginación empresarial. Cuando un modelo de negocio empieza a fallar, hay que empezar a pensar en otro ¿no?
Baltasar Porcel: “La gente sigue frecuentando la playa y quiere sol, la crisis está en la masificación, suciedad, licencias que arrasan, avidez económica, incultura, falta de conciencia, pésima construcción. Los ayuntamientos, Generalitat catalana o valenciana, Govern balear, han sacado un dineral del turismo con sólo liarse la manta a la cabeza. A la par, la mayoría de los empresarios que ahora piden ayuda han sido incapaces de apoyar cualquier iniciativa que respondiera a patrones ecológicos, artísticos y hasta de ocio; han sido entonces ellos quienes han cocinado su crisis, mientras la práctica de las vacaciones sigue en auge. Al margen de los empresarios y alguna autoridad responsables, se ha montado una monumental bazofia. La que, como de nuevo prueba este verano, aún gusta a varias decenas de millones de personas.”
Gestores en crisis.