Alberto Piris: “En mi opinión, el concepto de guerra terrorista es absurdo e imposible, por contradictorio. La guerra, por brutal e irracional que llegue a ser, sigue sujeta a normas y convenios internacionales y sus responsables pueden ser juzgados y condenados por incumplirlos. (Que, por lo general, sólo se juzgue a los perdedores y no a los vencedores, no cambia la cuestión). Por el contrario, el terrorismo carece de cualquier límite legal y sus ejecutores son considerados delincuentes por la legislación común de los estados. La guerra rechaza —por simple economía— las acciones suicidas, que sólo tienen cabida en ella en contados casos de extremado heroísmo, no exentos de fanatismo, como los kamikazes japoneses; en cambio, el terrorismo las fomenta y mitifica, como instrumento ofensivo, sobre todo cuando actúa al servicio de ciertas ideas de raíz religiosa. Responder con la guerra al terrorismo —como ha hecho EEUU y ahora quiere hacer Rusia— no convierte al terrorismo en sujeto bélico. Del mismo modo que una compañía de carros de combate atacando a un campamento de refugiados no hace de éstos soldados enemigos.”
Guerra preventiva y terrorismo.