Ayer
El País ofrecía un perfecto ejemplo de en qué se ha convertido la información en los grandes medios: titulaba en primera página «El PP se inventa un nuevo cargo para mantener a Aznar en la ejecutiva». La redacción es triste y manipuladora: no inventa, sino crea, y no informa sino que opina. Como opinión es el simple hecho de meter en portada una noticia así. Después me entero de que el Gobierno quiere fijar precio para todos los libros, favoreciendo así, dice, a los pequeños comerciantes. Y tal y como están las cosas, lo primero que piensa uno es que a quien se favorece es a PRISA y su Santillana. En fin,
Josep Ramoneda nos habla de
El laberinto socialista [Subscripción gratuita], y comienza con un primer párrafo que me viene al pelo: “Desde que los medios de comunicación son la escena principal del poder político, no es fácil distinguir qué hay de aspaviento y qué hay de verdad en la actuación de los gobernantes. Si en medio está la cuestión nacional los rituales son todavía más ruidosos.”