Alejandro V. García se queja de la informática decorativa, del electoralismo que promete dos ordenadores por alumno y cuando consigue alguno, va sin infraestructura, por ejemplo profesores. Se sorprende y se escandaliza de que en un hospital público haya wi-fi, internet gratis. Y eso me sorprende a mí, principalmente porque entiendo que la red es una forma de estar en el mundo, de recorrer distancias en segundos, con la imaginación claro, y un internauta enfermo puede salir de su entorno, de ese intenso y cansino estar con uno mismo que es la enfermedad, y despejarse un poco. Lo que sí me gusta de este artículo es su metáfora final, referida al no-uso de la tecnología que se compra: “Esta obsesión por el ordenador me remite a un viejo recuerdo de la infancia, el día en que fui con mi madre a descubrir el frigorífico. Lo había comprado una vecina y todo el barrio desfiló ceremoniosamente por su casa. Recuerdo que era invierno, un invierno que helaba el agua de las botellas, y que al abrir el refrigerador vimos que estaba apagado y en su interior se acumulaban los viejos zapatos del verano.”
El ordenador y sus pompas.
2004-09-10 20:36 ¿Pero este señor qué edad tiene para descubrir el frigorífico? ¿O es una licencia literaria?