Alberto Piris: “Todo parece indicar que el problema esencial de la humanidad, del que se derivan los conflictos concretos que en cada momento o lugar nos aquejan y que son los que recaban la atención prioritaria viene determinado por el modelo de sociedad adoptado. En él, el crecimiento económico, el consumismo acelerado y universalmente propagado, la necesidad de poseer nuevos bienes que aparentemente satisfagan necesidades siempre renovadas, se convierten en la finalidad de toda organización política, social o cultural. Incluso en la finalidad de la propia vida humana: trabajar para poseer, y poseer para acrecentar y renovar indefinidamente lo poseído.”
Los problemas irresolubles.
2004-09-09 03:05 Las orientaciones que timidamente apunta Alberto Piris ya fueron ampliamente desarrolladas por el ecologismo radical desde que el naturista norteamericano Aldo Leopold propusiera, ya en 1949, un replanteamiento del modo de organización social y una crítica del antropocentrismo, que hoy podría expresarse en la hegemonía del productivismo, la idea del Progreso indefinido y la sociedad del todo-mercado. Ir a las causas más que a los efectos. El desarrollo sostenible es contradictorio con esta visión ecologista porque no cuestiona ninguno de los principios del desarrollismo, que ha sido visto como una forma de colonización por otros medios. Es contradictorio pretender reducir la polución ambiental al tiempo que continuar la lógica de los rendimientos crecientes. El ecologismo radical no puede adscribirse a ninguna de las divisiones tradicionales de la política: está lejos de una Izquierda que mantiene su fe en la “religión” del Progreso y lejos de una Derecha que pese a sus supuestas tendencias conservadoras, es la primera defensora del capitalismo, la mayor fuerza de transformación del entorno ambiental y social. La izquierda y la derecha, con sus respectivas hegemonías en el terreno cultural y económico, han dado las pedaladas a la bicicleta para subir el puerto del Progreso y la emancipación social. Ahora que ya lo hemos alcanzado, nos queda la bajada cuesta abajo y sin frenos.