Estamos atravesando un momento cultural importante: los avances tecnológicos, los científicos, prácticos y teóricos, empieza a ver un cruce importante entre el arte y la ciencia. Y se están discutiendo asuntos que tienen que ver con qué clase de futuro construimos, uno de ellos es qué hacemos con los derechos de propiedad intelectual.
Manuel Castells: “La lucha entre una visión fundamentalista del derecho de propiedad intelectual y la creatividad tecnológica y cultural en la red no ha hecho más que empezar. Y es un debate esencial, porque lo que se decide es, más allá del bajarse música o películas que están en la red, la posibilidad legal de utilizar todo el contenido que se encuentra en internet y reutilizarlo o combinarlo sin necesidad de consultar a un abogado. Tal como argumenta Lessig, y otros especialistas, buena parte de la propia industria cultural depende de esta utilización de contenidos producidos a lo largo de la historia. Si Walt Disney hubiera tenido que negociar con los herederos de Grimm y otros creadores de historias infantiles nunca hubiésemos disfrutado de sus maravillosas adaptaciones en dibujos animados. Pero ahora que Disney y otras grandes empresas multimedia han acaparado buena parte de lo que la humanidad ha producido con algún valor comercial, quieren cerrar la puerta hacia al futuro y vivir de las rentas de su monopolio, en nombre de unos creadores a los que se les imponen condiciones leoninas para publicar su creación bajo el control de las industrias culturales, so pena de quedarse incomunicados.”
Música, internet y propiedad.