Parece que protestar contra cualquiera de las incongruencias e injusticias o locuras que diariamente se cometen en y con el mundo convierte a uno en un extremista o radical. Es táctica vieja. Se crea un estado de normalidad que se acostumbra a tolerar lo intolerable. Si no te normalizas, eres raro.
Contra lo irremediable, de Marta Caravantes.