Cuando vi que el hombre que interpelaba al marathoniano Vanderlei de Lima a pocos kilómetros de meta llevaba algo escrito en la camiseta me dije: —nada, ya está otro asegurando que en Irak hay armas de destrucción masiva—; pero resulta que no que era mucho más cabal y aseguraba el advenimiento inminente de Jesucristo.
Manuel Alcántara,
Espontáneo: “Al principio, cuando no se tenían noticias acerca de la personalidad del tipo que desplazó al corredor y lo metió entre el público, pensé que podía ser un cojo. Hay gente que experimenta un taladrante odio cuando ve que alguien hace lo que él no puede hacer. Es lo que Julián Marías llama «rencor ante la excelencia». Otros se conforman con decir eso de «no es para tanto» o «qué se habrá creído». Peor era lo de los pigmeos, que cuando capturaban a algún guerrero enemigo le cortaban las piernas de las rodillas para abajo. Así se igualaban a los bantúes.”