Todo lo que no está prohibido está permitido. De lo simple y obvio que resulta, levanta suspicacias. Y es que, aunque técnicamente sea cierto, acumulamos demasiadas experiencias de restricción de expresión individual en nombre del “decoro” o el
buen gusto sin entender todavía qué es lo que lo define. ¿Rémoras del catolicismo, islamismo o judaismo? probablemente. Todo esto viene a cuenta de los folletos editados en Barcelona, con el apoyo del Ayuntamiento,
Expresarse en desnudez, el derecho indivudual a la indumentaria libre, y a la estupefacción con que se ha acogido la noticia sobre el nudismo en la urbe, tanto que a los propios nudistas les sorprendió “en bolas”.
Paseando a calzón quitado. ¿Alguién tendrá la peregrina idea de proponer un carril para nudistas en la ciudad?