Tomás Eloy Martínez: “Quién sabe cuántos sistemas independientes de escritura eran entonces concebidos en otras latitudes. El número de los que han sobrevivido es cabalístico, siete, y todos ellos se originaron al oriente de Grecia, en Creta, en la Mesopotamia, en los valles del Nilo y del Indo, entre los grandes ríos de la China, en la meseta de Anatolia, en la antigua ciudad persa de Susa. La especie humana tardó aún dos milenios en anudar las palabras y establecer con ellas esa melodía que ahora conocemos como el libro. Los primeros libros no narraban historias. Eran fórmulas de adivinación, lecturas de los pájaros en vuelo, del movimiento de las hierbas, del paseo de los animales. A través de la naturaleza, el ser humano intentaba descifrar su destino. Y los libros eran algo así como la fijeza del destino, la eternidad inmovilizada en palabras.”
El Paraíso y las bibliotecas.