La ministra dijo que posaban para promocionar la moda española y su industria textil; en realidad siguen la inercia de una sociedad que dice haber cambiado radiclamente pero que lo ha hecho poco; los telediarios siguen elogiando la belleza o el modo de vestir de —sólo— las mujeres. El posado tiene, para mí, dos motivos de escarnio: el aura propagandística que no comparto y el juego machista en que finalmente caen: jamás se haría lo mismo con los ocho ministros. En
Vogueministras Javier Armentia hace unas interesantes reflexiones al respecto: “La prensa femenina. [...] Me encallo porque me toca lo más profundo (o sea, los cojones) que esta forma de ver la vida sea al fin y al cabo la que mantiene las diferencias sociales, eso de los roles y demás. Me pasa lo mismo con el Zero y demás revistas posmo de lo gay… serían soportables si fueran banales sin más, pero su pretensión de que existe un mundo gay (como un mundo femenino) aparte del mundo real me parece en el fondo abyecta. Y machista en el caso fem y homófoba en el gay.”