Durísimo y brillante artículo de
Jesús Gómez sobre la actual deriva del mundo hacia la pérdida de las conquistas sociales, con la pasividad, aquiescencia o impotencia de las fuerzas políticas, sociales y ciudadanas. Un varapalo a la autocontemplación y/o irresponsable e infantil lamento en que nos asentamos todos.
Dice Lafontaine que dice Cervantes: “La tragedia de una de las grandes familias de la izquierda, de la que procedo y en la que todavía me encuadro, es ésa. Y supongo que de nada sirve que unos cuantos comunistas que creemos en la libertad y en el Estado de derecho nos empeñemos en sacar la estrella del fango y devolverla a su sitio; lo más probable es que desaparezca con nosotros, puesto que somos la excepción y no la regla. La tragedia de la otra gran familia, la socialdemócrata —cuya crisis no es menor— es haberse convertido en un vulgar gestor del capital que día tras día nos dice, básicamente: callen, no protesten, esperen un poco, no amenacen con romper la baraja, manténganse en el redil; sólo les falta apelar a la parábola del rico y el ojo de la aguja para justificar la explotación en el reino de este mundo, que diría Blas de Otero. Y día tras día desaparecen los derechos sociales y día tras día somos más pobres, más esclavos, estamos más cerca del mundo anterior a la segunda guerra mundial y más lejos de aquel Estado social y de derecho que, como propugna la Constitución española, debía sustituir a la tiranía y a la ley de la selva.”