Me estremece el artículo de Juan Varela. De miedo. Habla de los intentos denodados de Polanco para conseguir que le sea vendida la Televisión Española. Y lo peor: habla de la afinidad inquebrantable de Zapatero al magnate. SI esta afinidad es real, hay dos preguntas que hacerse: la primera es si el presidente estará tan ciego como para no ver en qué se ha convertido PRISA; la segunda es si su integridad personal le permitirá separar sus preferencias personales de lo mejor para el país. “Polanco lo tiene claro y no quiere que Zapatero se despiste, como tampoco todos sus empleados que han pasado a formar parte del nuevo ejecutivo desde sus cargos de directores generales (lo que les permite mantener su puesto de trabajo en Prisa al final de la legislatura) de gabinetes, portavocías y otros puestos políticos.
Para arreglar la crisis y el gran desaguisado de la radio televisión públicas estatales, Polanco le recuerda a Zapatero lo que tiene que hacer: “Fórmulas existen; es cuestión de coraje para explicarlas y decisión política para aplicarlas”.” Las condiciones de Polanco para comprar TVE.