Hay literatura, y de la buena, en la serie El sexo sentido de Paz Puente Green. De lo mejorcito que he leído en un género maltratado y escaso como es el de la pornografía novelesca. Quipao es un buen ejemplo: “Ella con la espalda desnuda y el pelo recogido, la nuca al descubierto, un pez tatuado sobre las vértebras, de rodillas sobre la cama, con una falda corta de volantes, muy ingenua, cubriéndole las nalgas. Ella introduciéndose un huevo de piedra jaspeada en el coño, con el clítoris perforado. Ella inclinada hacia el suelo, con el culo ofrecido y los brazos abiertos, como un pájaro echado a volar y unos cuernos de ciervo sobre el esternón.
Ella con una golondrina en las caderas. Él tirando de los anillos hasta doler. Él notando el roce frío de la vulva anillada en el glande.”