Pola Suárez Urtubey,
El espíritu de Penderecki y su mundo: “Una vigilia constante frente al universo contemporáneo explica que sus cuatro creaciones líricas expresen las inquietudes de su mundo interior. Su primera ópera, “Los demonios de Loudun” (1969), evoca un hecho real. Allá, cerca de Poitiers, el monje Urbain Grandier es quemado vivo en 1634, acusado de prácticas satánicas, dentro de un contexto histórico, religioso, político y social que refleja el tema de la intolerancia, la crueldad y el fanatismo dogmático. Nueve años después da a conocer su segundo título, “El paraíso perdido”, basado en el poema bíblico religioso de John Milton (1667), una exaltación de la capacidad humana de culpa y redención, supeditada a una finalidad moral.”