Íñigo Sáenz de Ugarte reflexiona sobre la importancia crucial de los índices de audiencia para establecer la programación televisiva, y de la responsabilidad de los medios impresos en esta situación: “Los demás periódicos no ponen las listas, pero nunca pierden la oportunidad de publicar el dato de audiencia de un programa, a veces hasta en la propia crítica, lo que da lugar a situaciones chocantes. Un crítico coloca un programa en el punto más bajo de la inteligencia humana, y en la última frase del artículo aparece entre paréntesis que ha obtenido un gran éxito de público. La conclusión es obvia: alguien es imbécil, el crítico o el público. Si los periódicos insisten en informar de forma destacada y constantemente de las audiencias de los programas, ¿por qué se quejan de que la audiencia sea el único baremo que establezca qué programas sobreviven y cuáles desaparecen?”
El tamaño les importa.