Parece que hay alguien vivo en verano por la internet, y si ese alguien es
David Iwasaki pues mayor motivo para celebrarlo. Cuando nadie tiene ganas de analizar nada él es capaz de meterse hasta con los obispos, seres que yo creí tan inmateriales como el Espíritu Santo hasta que me salpicó la bilis de sus palabras: “La credibilidad y la influencia de la Conferencia Episcopal en estos asuntillos de la moral sexual podrán ser analizadas algún día como uno de los principales pinchazos en el papel de lobby religioso en un país occidental: de gobernar las conciencias de los españoles a ser objeto de chiste. Qué tan interesante tendrá que decir la Iglesia sobre la homosexualidad que la única preocupación de los administradores de la doctrina es colocar el mensaje anti-matrimonio gay en los lugares donde haga más ruido: en la catedral de Santiago, en ‘recomendaciones’ a los diputados católicos.”
Los obispos no se aburren en verano.