Al parecer se ha montado una gorda con el estreno de
Yo, robot: los fans de Asimov se han lanzado al boicoteo por supuesta infidelidad con la novela original. Es lo que tiene ser fan, que uno se vuelve fanático y cree conocer lo que no conoce y cree defender lo que no defiende. Yo hace tiempo que ya no soy fan ni de mí mismo.
Rafael Marín tampoco lo es, y si lo es pertenece a esa escasísima rama de los fans inteligentes. En
Yo, robot; vosotros, memes, pone en su sitio a los frikies ciegos y critica la película de Alex Proyas: “La película es capaz de ofrecer un dilema ético a la par que un misterio detectivesco y un gran espectáculo de efectos especiales. Ahí es nada. Y, contrariamente a lo que pudiera haberse imaginado a partir del trailer, no nos está contando la rebelión de las máquinas de Terminator. Sin salirse nunca del esquema de Asimov, pero trascendiéndolo y llegando a su consecución lógica, las máquinas se rebelan porque han sido programadas para cuidar al ser humano… hasta sus últimas consecuencias.”