Ya ven ustedes que hemos estado ausentes unos días; entre las vacaciones de unos y los estropicios informáticos de otros, ha sido imposible actualizar el sitio. Ya estamos de vuelta, aunque mis coanotadores visitarán más bien poco este libro en las próximas semanas. Empecemos con un artículo de
David Iwasaki en el que reflexiona sobre en qué modo puede cambiar el género de la opinión peridística la irrumción de las bitácoras personales: “La virtud de los blogs reside, como es sabido, en proporcionarle una tribuna a quien no se gana la vida escribiendo en periódicos. Esto es al mismo tiempo su principal defecto, por la disparidad de calidades. Si en los blogs se escribe tanto y con tanto atractivo como en la prensa, es cuestión de tiempo comprobar la fuerte competencia que se podrá establecer entre las distintas fuentes de opinión. En alguna medida ya es efectiva la diferenciación que sitúa casi en el mismo nivel de importancia el conocer, por un lado, qué se opina en los periódicos y, por otro, qué se opina en la red. Los blogs pueden terminar siendo un reflejo mucho más fiel de lo que conocemos por opinión pública: una alternativa a la tosca identificación que en ocasiones se hace de lo que piensan los ciudadanos con la ‘opinión publicada’ que se manifiesta a través de la prensa.”
Opinión, columnas y blogs.