He seguido con bastante perplejidad el proceso de elaboración de la Constitución Europea; quizás el problema es que tengo idealizado el significado de una Carta Magna, quizás mi perspectiva resulta utópica o incluso ilusa; pero ¿es o no es la participación ciudadana lo que legitima las Democracias? entonces ¿cómo puede ser que la elaboración del texto constitucional haya quedado reducida a un proceso burocrático y tecnócrata aunque éste sea de alto copete?. El próximo febrero habrá referendum en España sobre la Constitución Europea y este anuncio fue hecho así, como quien deja caer algo por casualidad.
Antonio Pita dice que hay que apoyarse en su valor como garantía de los derechos fundamentales, para exigir su cumplimiento : “La Unión se fundamenta en el respeto a la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos”, valores éstos que definen a una sociedad, la europea, “caracterizada por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación” en
Los derechos humanos en la CE. Pero es que hay demasiados
olvidos sutiles, como el de que el objetivo era construir la Europa de las personas que la habitan, de la ciudadanía; la Marcha Mundial de las Mujeres exigía desde Vigo
Una europa de todAs y desde las principales organizaciones activistas de Derechos Humanos, se han lanzado señales de alarma sobre el retroceso que podrían suponer determinadas ausencias del texto constitucional. ¿Será esto suficiente para decirle
No a la Constitución Europea?. Desde
Voto en Blanco parece clara la opción: “Hay muchas razones para votar “no” a la Constitución Europea, pero ninguna es tan fuerte como saber que nace antigua, superada, desfasada e hija de principios y valores que hicieron del siglo XX uno de los periodos más decepcionantes de la historia”