Valentí Puig ha entregado un excelente artículo sobre un aspecto del vacacionismo: la parada en las áreas de servicio. Es un artículo descriptivo con un pelín de moralismo al final (el sr. Puig se olvida de que los caravasares antiguos se cerraban por la noche para evitar a los ladrones), pero creo que captura perfectamente el ambiente nómada del verano y las vacaciones. Aquí está el primer párrafo: “Arrastran “roulottes”, lanchas, motos de agua, todo a punto para zambullirse en el Mediterráneo. Conducen furgonetas abarrotadas de familiares y allegados, la chilaba y el móvil, camino del hogar magrebí para enseñar los bienes de Europa. Todo ese imperio humano baja por la Autopista del Mediterráneo, a cualquier hora, en esos días de calor pegajosa y húmeda. Se apartan de la caravana interminable para poner gasolina en una área de servicios y allí, como quien cruza al otro lado del espejo, descubren los nuevos oasis de un universo nómada y espeso. A ningún departamento de sociología aplicada le darán nunca presupuesto suficiente para componer estampas tan precisas del nuevo mundo ni para seleccionar con tanta precisión espontánea los rostros colectivos configurados por el crecimiento económico, la Logse, el zapeo, la inmigración, la música “rap” y la invención del aire acondicionado.”
Todos nómadas de verano.