Franky profetiza cómo será la caída y posterior reconstrucción de una auténtica democracia: “En una fase posterior avanzaremos hacia una democracia distinta, cada vez más directa, capaz de dar prioridad a los valores y de situarse en el servicio del ciudadano concreto y de sus opiniones, expresadas permanentemente a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Los medios de comunicación tendrán que volver a sus cauces originales y moverse dentro de una dinámica de independencia, respeto a la verdad y defensa de los verdaderos intereses de la ciudadanía.”.
La gran aventura del siglo XXI: reformar el Estado y dignificar la política.