Rafael L. Bardají: “La realidad es que Arafat no era ningún liberador, sino uno de los peores opresores que los palestinos han podido sufrir en sus propias carnes. Es posible que Arafat de verdad persiga la creación de un Estado palestino, pero lo que es claro es que no quiere un Estado palestino libre y democrático. Una de sus primeras medidas tras su retorno a Cisjordania y Gaza fue ordenar la detención de los periodistas palestinos independientes o no lo suficientemente leales a su persona. Su visión de lo que es y debe ser la libertad de opinión y de prensa se reduce a la financiación directa, al control de la práctica totalidad de los periódicos palestinos y a la intimidación de todos aquellos que muestran signos de debilidad hacia su autoridad.”
Arafat es siempre el problema.
2004-07-23 11:01 Muy bien, menos el titular. Reconozcamos que hay muchas más cosas que generan ese conflicto. Y el problema de partida no es Arafat. “Arafat es siempre un problema”
2004-07-23 12:49 Hola Roger: Suscribo el artículo de Bardají. Arafat, debido a sus intereses personales, no está interesado en conseguir un estado palestino independiente, sino en mantener su estatus. En mi opinión con su desaparición del mapa político podrá haber esperanza de arreglo en la zona. Su salida del poder llevaría a una moderación de los dirigentes palestinos (con la vuelta de los opositores exiliados) que, por efecto dominó, induciría a Israel a moderar la suya (posiblemente con la pérdida de poder de Sharon en las elecciones).
2004-07-23 20:22 Estoy de acuerdo con Julio. Arafat es sólo “un” problema. Con la salida de Arafat podría haber arreglo en la zona, sólo si la acompaña la salida de Sharon, Netanyahu, etc. (todos ellos, me atrevo a decir, problemas tan grandes o más grandes que el mismo Arafat). Es mendaz y poco compasivo arguir que Arafat es “el” problema. Un argumento así quita toda responsabilidad de los hombros de los israelíes.
2004-07-27 14:00 José, Sharon no puede ser un problema mayor que Arafat por una razón: cada cuatro años tiene que someterse a unas elecciones. A veces olvidamos que Israel es una democracia, no así Palestina, donde Arafat impone su voluntad a través de un régimen autoritario y corrupto (pero con muy buena prensa). Si Arafat se va y surge un líder entre los palestinos más abierto al diálogo la sociedad israelí reaccionará votando al político que piensen que pueda llegar a un acuerdo de paz. Mientras siga Arafat votarán pensando en su seguridad.
2004-07-27 20:00 Pablo: Esa defensa del carácter democrático de Israel estoy cansado de escucharla. Un estado fundamentalmente basado en el privilegio de un grupo que pertenece a una religión específica y en una política claramente discriminatoria contra sus extranjeros corresponde a una forma de pensar propia del siglo XIX y no de este siglo en que vivimos. Debido a la definición étnico-religiosa del estado israelí, hay que estrechar la definición de ‘democracia’ hasta límites absurdos para concluir que una sociedad con una enorme comunidad de ciudadanos de segunda clase puede representar un modelo democrático para el presente. A mí me parece un anacronismo cuya una justificación es el sentimiento de culpa del primer mundo por haberse quedado de brazos cruzados durante el holocausto. Hay que recordar que Suráfrica hace 20 años también tenía un gobierno “democrático” que hacía caso omiso de los intereses del 90% de su población. Una democracia así debe ser fundamentalmente reformada para ser considerada como un ejemplo a seguir. Si ésto no sucede Israel corre el riesgo de consolidarse como lo que en los ojos de muchos ya constituye una oligarquía con visos teocráticos.