Comentarios

1. José Carlos Rodríguez
   2004-07-13 20:58 ¡Menuda lección! Tan buena como todo un curso.
2. Marcos
   2004-07-14 00:51 Yo no me distingo precisamente por ser antiprogreso ni antitecnología, pero para mi cultura. Me explico: ¿para qué nos sirve todo el progreso, los avances en economía, medicina o educación nos sirven, en principio, para buscar el bienestar y la felicidad. Independientemente de si lo conseguimos o no, que parece que más bien no, la pregunta es ¿somos más felices que los bosquimanos? ¿Estamos más a gusto con nosotros mismos y con nuestro entorno? Es obvio que nosotros no podríamos ahora agruparnos en bandas de 30, ni permitiríamos elimianr a los ancianos o a los bebés sobrantes, pero ellos seguramente tampoco soportarían determinadas prácticas consumistas de nuestra cultura, o religiosas, etc… Es decir, que la pregunta “Ustedes deciden, ¿qué economía prefieren?” es válida para nosotros, pero quizás no para los bosquimanos. Saludos.
3. Beowulf
   2004-07-14 01:48 Precisamente el último número de “The Ecologist” está dedicado a los Pueblos Indígenas como “custodios del Gaia”. El problema no es sólo que Occidente está exterminando lo que queda de las culturas vernáculas, sino que con ellas perdemos una forma de funcionamiento social que había dado muestras de sostenibilidad durante miles de años, por lo que somos nosotros quienes tenemos necesidad de buscar en ellos alternativas a la destrucción exponencial del mundo. “Y si Occidente está tan obstinado en su exterminio por algo será. Principalmente porque, con sus posibles defectos y sus manifiestas virtudes, la sociedad vernácula representa una verdadera salida, una alternativa fiable (puesto que han funcionado durante miles de años) a la globalización neoliberal. En la sociedad tradicional, en una sociedad vernácula hipotética (apenas existente hoy, salvo en algunos lugares ocultos de la selva amazónica, por ejemplo), ni el estado, ni las empresas ni las instituciones internacionales tienen razón de ser. Sencillamente, no son necesarias. Las familias, las comunidades… ocupan el verdadero lugar que les corresponde, usurpado desde hace siglos en Occidente por tecnócratas, empresarios, políticos…” Pedro Berruezo para The Ecologist The Ecologist