Carlos Colón escribe sobre cierta masificación de la tecnología: el abuso en la utilización de los coches, la estupidez programada como ideal en la televisión. Luego pasa a una protesta que me encanta por estar de acuerdo con ella. (El Vacacionismo es el nuevo ideal; sólo se vive para los ratos de ocio, lo demás es una carga pesadísima, insoportable, casi, que sólo sobrellevamos porque no tenemos suficiente dinero). Ahí va: “Si el chándal fue una de las peores plagas estéticas de la humanidad, las calzonas deportivas combinadas con zapatillas o chanclas y camiseta sin mangas se han convertido en un elemento de contaminación visual que ha convertido las calles de nuestras ciudades en playas de quinta categoría (signo de los tiempos: las playas masificadas parecen ciudades y las ciudades, playas cutres). Cuando, como es cada vez más frecuente, el individuo enriquece el invento quitándose la camiseta y echándosela al hombro hecha un guiñapo, Dante se nos aparece escribiendo con esprai sobre un escaparate o un cierre: “dejad toda esperanza”.”
Ciudades como playas cutres.