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Las barbas del vecino alemán

Manuel Martín Ferrand: “Conviene seguir con atención la profunda transformación que, viéndole las orejas al lobo, han acometido los alemanes sobre su mercado laboral. De repente, conscientes de los peligros futuros, al margen de la legislación vigente, todos los agentes sociales parecen haberse puesto de acuerdo y, con la activa participación del Bundesrat, el paisaje de las relaciones laborales, con la pretensión de que los parados encuentren empleo, está cambiando de la noche a la mañana.” Bueno, hay que tomar varias cuestiones en cuenta: los salarios en Alemania son mucho más altos que en España; ahí existe un verdadero Estado del Bienestar; han incorporado a su economía otra economía entera pero obsoleta, la de la RDA, además de tener una población inmigrante más importante que la nuestra; Alemania es el país que más dinero aporta a la UE. Los alemanes ya trabajan en cuestiones que nosotros apenas estamos empezando a probar, tienen empresas e instituciones dedicadas a la investigación pura y a la tecnológica. Una cosa que me parece rara es la presión ideológica que los liberales españoles ponen sobre el mercado de trabajo, por lo que resultan liberales a medias, en lugar de teorizar y discutir una serie de opciones distintas, como es un cambio en la dirección general de la inversión, del suelo (pasiva) a la investigación y la invención (activa). En otras palabras, lo que debemos cambiar es nuestro modelo empresarial, siempre demasiado cómodo, siempre inversor en lo ya probado. Las barbas del vecino alemán.
Roger Colom | 12/07/2004 | Artículos | Economía

Comentarios

  1. Daniel Rodríguez
    2004-07-13 17:14 El mercado laboral puede ser cambiado por la política, puesto que al fin y al cabo es quien lo regula. Un cambio general de la inversión de todo el empresariado español no. ¿Qué de raro hay, por tanto, en que los liberales nos concentremos en lo que se puede cambiar?
  2. Roger
    2004-07-14 01:47 Es precisamente a esa ceguera a lo que me refiero. La política sirve para hacer toda clase de cosas. En EEUU se prima fiscalmente el mecenazgo en las artes y las ciencias. Aquí todavía estamos esperando una ley prometida hace mucho tiempo. Se pueden inventar instrumentos de inversión en bolsa que beneficien a la investigación. Si en lugar de gastarse millones y millones de euros en construir un museo de las ciencias se gastan en construir instituciones como el Berlin-Buch, otro gallo es el que canta. De la misma forma en que se dan subvenciones para restaurar palacios y así hacer la recuperación de los cascos antiguos más apetecible para los especuladores, se pueden dar para restaurar viejos espacios industriales dentro de las ciudades: espacios que atraigan empresas de la industria de la invención. ¿Que se acabará deslocalizando buena parte de la industria antigua? No me cabe la menor duda. Como país no nos interesa promover una clase de empleo que gana salarios polacos o chinos. La pregunta es, ¿cómo vamos a hacer para no irnos rezagando hacia el tercer mundo? Ahí entran todos los llamados agentes sociales, no se pueden escaquear ni la política ni la empresa. Ni la gente pensante, sea cual sea su ideología. Los necesitamos a todos trabajando a tope con nuevas ideas, creando incentivos e instrumentos de inversión y sobre todo, invirtiendo.

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