Juan Francisco Martín Seco escribe dos artículos en uno. Primero abre el manual de la cordura y se pregunta por qué no otorgar los mismos derechos a todos los ciudadanos derogando la obsoleta figura legal de «familia». Después, sigue diciendo obviedades que nadie dice: [habla de la intención de subvencionar la práctica de la religón islámica] “Mi sorpresa no radica en el hecho de que se concedan los mismos derechos a la religión islámica que a la católica. Es más, juzgo realmente impúdico que desde ambientes o medios católicos se critiquen tales medidas. Mi confusión proviene del procedimiento elegido para conseguir la igualdad. Considero que de lo que se trata no es de dar a todas las religiones un carácter público, sino privado. Una cosa es la libertad religiosa y otra muy distinta que se subvencionen y se promuevan desde el Estado.” Exacto. Que retiren las subvenciones a todas las instituciones religiosas.
De homosexuales e islamistas.