Íñigo Sáenz de Ugarte hurga en la supuesta independencia de
El País y analiza cómo la información se convierte en propaganda en un reportaje que asocia la piratería discográfica con el terrorismo islámico: “La conexión terrorismo-piratería ya está fijada en la mente del lector. Si continúa leyendo, no encontrará más pistas sobre los atentados en los que murieron 191 personas. Se dice que en esa tienda se vendían productos falsificados. Es suficiente. El próximo que compre un CD pirata de Alejandro Sanz sabrá que está ayudando a comprar la dinamita que estallará en el próximo tren. El usuario que se ahorre unos euros se convertirá así en cómplice necesario. El DVD pirata de “Kill Bill” estará chorreando sangre, y no por culpa de la katana de Umma Thurman.”
Piratas y periódicos.