Sobre astronomía y literatura.
Víctor R. Ruiz viaja por las estrellas presentes en la saga homérica para llegar hasta Joyce, y fijarse en el fenómeno que Dédalus y Bloom observan: “En esa madrugada del 17 de junio de 1904 las estrellas de la constelación de la Lira asomaban en el cielo de Dublín próximas al cénit alrededor de la una. Por esa zona inició su trayectoria descendente una estrella fugaz que “se precipitó con gran velocidad” hasta desaparecer cerca del horizonte por el noroeste, cruzando en su recorrido las constelaciones de Hércules, el Boyero y Coma Berenices, para alcanzar finalmente la constelación de Leo poco antes de ponerse. Pudo tratarse de una estrella fugaz aislada, como tantas otras que podemos ver cada noche, pero es también muy posible que Stephen Dedalus y Leopold Bloom, o si lo prefieren James Joyce y Nora Barnacle, fuesen las primeras personas que dejaron constancia escrita de haber observado la muy esquiva lluvia de estrellas de las Líridas de junio, que se produce a mediados del mes y que empezó a tener presencia en los anuarios astronómicos a partir de los años sesenta.”
Letras y estrellas.