Lo que resulta apasionante del fenómeno «internet» y más concretamente del boom de las bitácoras es su poder para convertir a cualquiera con una conexión a internet y un ordenador en un informante, un crítico un novelista o un comunicador. Recuerda a los inicios del periodismo en el siglo XVII y XVIII, cuando decenas de particulares sacaron sus periódicos a la calle sin apenas medios y con mucho entusiasmo.
Paul Carr se hace eco de la explosión informativa que está suponiendo el auge de las bitácoras en Estados Unidos y su poder para contrarrestar la información oficial y ofrecer alternativas y críticas que nadie oiría de otro modo: “En el programa de Garofalo, en particular, no hay un minuto sin que Janeane o su colaborador, Sam Seder, se refieran a algún artículo, cita o información que hayan descubierto a través de alguna bitácora o una fuente de noticias en Internet. Y no tienen miedo de admitirlo: al final de cada programa diario, todos los enlaces mencionados se cuelgan en su propio blog, Majorityreportradio.com.”
El inquietante poder de los blogs