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¿Quién teme a la ‘invasiones bárbaras’?

Los españoles somos así; no creemos en la pena de muerte, pero no estaría mal aplicarla en, por ejemplo, casos de terrorismo; creemos firmemente en el derecho de toda persona a vivir y trabajar fuera de su país, pero en España hay demasiados extranjeros. Juan Carlos Escudier, ¿Quién teme a la ‘invasiones bárbaras’?: “Los que se sienten sometidos a una invasión y entonan el ‘Santiago y cierra España’ deberían saber que en dos décadas aspectos tales como las pensiones, la Sanidad, la Educación y el propio crecimiento económico estarán en manos de estos ‘barbaros’ que hoy huyen del hambre. No se trata ya de solidaridad sino de una egoísta sensatez: el aumento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad han achatado la pirámide de población hasta convertirla en una seta. El envejecimiento de la población hará inasumibles para los activos las cargas de los jubilados.”
Marcos Taracido | 27/06/2004 | Artículos | Crítica social

Comentarios

  1. Beowulf
    2004-06-27 22:55 El título del artículo es una pregunta ya de por si bastante tendenciosa, por calificar de “bárbaros” a los inmigrantes, cosa que solo se puede comprender desde posiciones etnocéntricas, es decir, de superioridad occidental sobre el resto de culturas. Evidentemente que a corto plazo quienes no temen nada son los Empresarios que gracia a la inmigración logran bajar sus costes laborales, por el solo efecto económico del aumento de la oferta de mano de obra disponible, mientras se mantienen las cifras de paro en niveles relativamente elevados (ejército de reserva para el empresariado). Tampoco tienen nada que temer del aumento de la inseguridad ciudadana las élites político-mediáticas que viven apartados en sus urbanizaciones de lujo con vigilancia privada. Supongo que por la misma razón algo tendrá que temer el trabajador al que deslocalizan su empresa que tendrá que aceptar salarios “de inmigrantes” en su búsqueda de nuevos empleos o cualquier ciudadano que ve cada vez más coches que desaparecen robados, violencia de género, violencia escolar, violencia callejera, que suman más que restan a la protagonizada por los “nacionales”. El autor entra en contradicción al pretender tranquilizar sobre el futuro de nuestras sociedades occidentales diciendo que aspectos claves de nuestro sistema seguirán vigentes gracias a ellos (“pensiones, Sanidad, Educación, crecimiento económico”). En primer lugar que el crecimiento económico sólo se puede sostener con incrementos importantes de productividad, lo demás es especulación inmobiliaria o turística; y pretender que los hijos de los inmigrantes alcanzarán trabajos de elevada productividad va contra la experiencia de países de nuestro entorno, donde los inmigrantes de segunda y tercera generación no han producido este tipo de situaciones, independientemente de las razones que podamos esgrimir. Igualmente podríamos decir de puestos de Medicina , que requiere elevada nota de acceso a facultades. No es que crea en la Medicina, pero reconozco que no cualquiera puede llegar a matasanos, hace falta mucha preparación para recetarte mierda, y la gente no se fia de cualquier médico, por eso se siguen manteniendo “inexplicablemente” esas notas de acceso tan altas. Hablando de Educación, no se qué sentido tiene soltar discurso sobre la conversión de Recaredo o de la Poesía de Lorca a un alumno de origen afro-asiático, creo que si al de aquí ya se la trae bastante floja, no quiero pensar lo que dirá un pequeño de otras orillas. Podríamos ampliar al caso más “sensible” de un Ejército Español formado por importantes efectivos de marroquíes o árabes de origen, lo que harían en caso de un conflicto bélico con Marruecos. ¿Estarían dispuestos a luchar contra los de su mismo origen, religión e idioma para defender el Sistema de Pensiones de unos viejos occidentales?. De todas formas no hay que temer estas posibles nuevas tendencias, que hacen que la historia continue. Lo demás son visiones catástrofistas o su inversión angelical que deben ser relativizadas.

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