Roberto L. Blanco Valdés,
«Zelig president»: “Es tal el camaleonismo de este nuevo Zelig president que su pretensión de convertirse en el gran moderador del discurso nacionalista vasco y catalán ha dado justamente en lo contrario: en que Maragall asuma, como propias, todas sus reivindicaciones. Reivindicaciones que, de este modo, en lugar de moderarse, encuentran una fuente de legitimación inesperada para expresarse con toda su agonia originaria. Así acaba de ocurrir con las selecciones deportivas autonómicas, con el Plan Ibarretxe, con los papeles de Salamanca o con la solicitud de un grupo propio en el Congreso.”