Izquierda Unida se diluye, y parece que nada ni nadie puede frenar su caída. Su paulatina desaparición contribuye peligrosamente al bipolarismo partidista de nuestra democracia, primer paso, ya avanzado, para la extracción de la mayor parte de su masa de aire al globo democrático.
Felipe Romero achaca esta debacle a la falta de unidad del partido en sus diversas acepciones y ve tres vías de futuro: “Ante este listado de deficiencias asociados a la ausencia de identidad, necesariamente se plantea la pregunta: ¿qué identidad? Al menos tres posibles identidades alternativas se abren ante IU: ser una opción socialdemócrata que se pretende diferenciada del PSOE pero en actitud de colaboración con éste, lo que viene a ser la misma opción que hasta el momento se ha desarrollado. Otra posibilidad es constituir un opción ecosocialista con un espacio propio, a semejanza de los Verdes alemanes. Y finalmente, una apuesta por un modelo comunista con pretensiones de adaptación, al modo de Rifondazione Comunista”
Izquierda Unida: Ahora… ¿Qué?.