Remei Margarit,
La tragedia de los sentimientos: “El afán de trascendencia de la condición humana querría que el amor fuese eterno, pero el amor se traduce en actos y lenguajes temporales y, como todas las cosas sujetas al tiempo, va cambiando. Sin embargo, y no se sabe por qué, aunque el amor ya no nos habite, la huella de su paso permanece”.