De viajar en avión me gusta la sensación que produce mirar por la ventana cuando la altura y las nubes no impiden percibir las ciudades, sobre todo por la noche. Impresionante. Ampliando el alcance de esa visión,
Pedro Gómez Romero reflexiona sobre la evidencia de que “de noche, nuestro Planeta Azul se convierte en el Planeta Árbol de Navidad”, que refleja que tras el efecto luminoso existe un galopante crecimiento del consumo energético difícilmente sostenible dentro del modelo actual. “Se empieza a hablar del hidrógeno como panacea, pero, a diferencia del oxígeno, el hidrógeno no crece en los árboles y necesitamos fuentes primarias de energía para producirlo. Hay quienes apuestan por volver a potenciar la energía nuclear de fisión como alternativa al petróleo”. Gómez plantea la necesidad de superar la disyuntiva actual, provocando un cambio de modelo.
Energía verde para un planeta azul