La gente de mi generación (40 años) y la que viene (en torno a los 30) estamos encontrando otro tono, menor, para hablar del mundo, lejos de la grandilocuencia, las Grandes Ideas y la reverencia por lo sublime, invitaciones al totalitarismo. Y no es que hayamos inventado la rueda, ni la forma de darle nuevos usos, sólo se trata de utilizarla más. (Escribo en primera del plural porque me incluyo y porque sé que hay mucha gente en la jugada).
Francesc de Carreras escribe sobre un libro de Jordi Gracia titulado
La resistencia silenciosa. Fascismo y cultura en España. “La manera de oponerse a la ideología fascista oficial dominante, eludiendo las dificultades de la rígida censura, fue utilizar un nuevo lenguaje, recuperar un tono que conllevara en sí mismo una nueva ideología por ser expresión de una mirada distinta sobre la sociedad, las ideas y las personas. Sólo se podían desenmascarar las vacuas ideas de Imperio, Raza y Estado Nuevo, con la sencilla narración de las pequeñas cosas.”
El poder del lenguaje. [Por suscripción gratuita]